viernes, 20 de agosto de 2010

ABUNDANCIA Y SACIEDAD

"Quería referirme ahora al consumir como un problema psicológico, o mejor dicho, como un problema psicopatológico. Surge la pregunta: ¿qué significa eso? Consumir, eso tenemos que hacerlo todos. Cada hombre debe comer y beber, tener vestidos, una vivienda, en suma, necesita y gasta muchas cosas, y eso se llama "consumir". Entonces, ¿en qué sentido puede verse en ello un problema psicológico? Es sólo la naturaleza de las cosas: para vivir se debe consumir. Pero aquí ya estoy en el punto esencial: un consumir y otro consumir no son lo mismo. Hay un consumir que es compulsivo y producto de la avidez. Se trata de una tendencia a comer cada vez más, a comprar cada vez más, a poseer cada vez más, a utilizar cada vez más cosas.
Quizás se objete: ¿no es eso normal? En última instancia a todos nos gusta ampliar y aumentar lo que tenemos. El problema consiste, a lo sumo, en que uno no tiene suficiente dinero, y no en que haya algo incorrecto en el deseo de ampliar y aumentar sus posesiones. Comprendo muy bien que la mayoría de la gente piensa así. Pero querría mostrar con un ejemplo que la cosa no es tan simple. Aludo a un ejemplo del que seguramente todo el mundo ya ha oído hablar, de un mal que ojala afectara al menor número posible de personas. Tomemos el caso de un hombre que padece de obesidad, que simplemente está excedido de peso. Eso puede obedecer a desequilibrios endocrinos, pero los excluimos en nuestro ejemplo. A menudo el hecho se debe sencillamente a que come demasiado. Pica un poco aquí, otro poco allá, sobre todo golosinas, continuamente se regodea con algo. Y cuando lo observamos más atentamente, comprobamos que no sólo come ininterrumpidamente, sino que una avidez lo impulsa a ello. Tiene que comer, no puede dejar de hacerlo, tal como a muchas personas les es imposible dejar de fumar. Y sabemos que hay hombres que al dejar de fumar comienzan de repente a comer más. Y nos disculpamos entonces con la aclaración de que también se engorda cuando se deja de fumar. Esa es una de las más perfectas racionalizaciones para no tener que abandonar el cigarrillo. ¿Por qué? Porque se expresa la misma avidez de llevarse algo a la boca, de tragar algo, tanto en el acto de comer como en el de fumar o beber, o también en el de comprar cosas.
Si un hombre que come, bebe y fuma ávida y compulsivamente, sigue la advertencia de su médico, de que no siga haciéndolo si no quiere morir de un ataque cardíaco, es posible observar en general que se vuelve repentinamente angustiado, inseguro, nervioso, deprimido. Se observa entonces una curiosa circunstancia: el no comer, el no beber, el no fumar, pueden provocar angustia. Hay hombres que comen o compran no por comer o comprar, sino para reprimir su estado de ánimo angustiado o deprimido. Aumentan su consumo para poder escapar a esa desagradable vivencia. El consumo les ofrece la curación, y de hecho se relaja un poco la disposición básica depresiva o angustiada cuando se satisface la avidez. La mayoría de nosotros podemos confirmar que cuando nos sentimos angustiados o deprimidos, recurrimos con facilidad a la refrigeradora y aun sin especial apetito comemos o bebemos algo y con eso aparentemente nos aplacamos. En otras palabras: el comer y beber pueden asumir con frecuencia la función de una droga, de una píldora tranquilizante, tanto más agradable porque además eso tiene buen gusto.
El hombre deprimido siente dentro de si una especie de vacío, como si estuviera tullido, como si le faltara algo para la actividad, como si no pudiera moverse correctamente por carencia de algo que lo mueva. Entonces, cuando incorpora algo, puede evitar por un rato el sentimiento de vacío, de invalidez, de debilidad, y siente: pero soy alguien, tengo algo, no soy una nada. Uno se llena de cosas para desplazar el vacío interno. Eso es el hombre pasivo, que sospecha que él es poco, y que borra esa sospecha mientras consume y se vuelve homo consumen. "


El amor a la vida, de Erich Fromm, es uno de los libros que puede consultar en la Sala de Lectura del Foro Santafesino, en el horario de 9:00 a 11.30 hs

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